La imagen de Stephen Blickenstaff que ilustraba la portada del mítico "Bad Music for Bad People" me ha perseguido durante toda mi vida. La ví por primera vez en una película ochentera de skaters que corría de mano en mano en la típica cinta VHS regrabada una y otra vez y, aunque aún no sabía quién era el responsable ni me había rendido aún a los pies de The Cramps, me impresionó hasta el punto de que veintitantos años después he hecho una versión, pues alucino todavía con la fuerza de esa mirada y el uso del color.
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